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Siete consejos bíblicos para enfrentar la crisis económica

Actualizado: 17 jun 2022


Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE. UU., hablando durante una conferencia de prensa luego de la junta del Comité Federal de Mercado Abierto en Washington, D.C., el 4 de mayo de 2022. (Al Drago/Bloomberg vía Getty Images/Getty Images)


Ante una creciente inflación en los mercados mundiales, y con el objetivo de disminuir el alza de precios que todos estamos resintiendo, la Reserva Federal de los Estados Unidos subió la tasa de interés .75 porcentaje de punto en un movimiento drástico no visto desde 1994.


Así está la cosa, pero con Dios nada es imposible. Así lo creemos en nuestra iglesia cristiana ubicada en Katy, TX.


Como economista, le puedo decir que esta medida tiende a desacelerar el crecimiento de la economía y muchos expertos temen que se avecina una recesión económica que puede ser agravada por la presente inflación. Para que me entienda, digamos que la recesión para la economía es el virus del COVID en su cepa más agresiva y la inflación es un estado de salud en una persona (la economía) que puede complicar el cuadro viral a grados desastrosos.


¿Qué nos dice la Palabra de Dios ante esto?

  1. No responda en temor. Sobre todas las cosas confíe en Papá Dios. Él es nuestro Padre celestial. Un Padre se caracteriza por su carácter de proveedor. Las Escrituras nos dicen que valemos más que las aves del cielo y los lirios del campo, por lo tanto, debemos de reconocer que Él nos guardará en el día de la prueba que ha de venir a todo el mundo.

  2. Practique la mayordomía bíblica. Deje a Dios ser Dios. Nuestra obediencia activa el poder sobrenatural de Dios para protegernos contra el devorador. El diezmo antecede la ley de Moisés y está ligado a leyes espirituales que están diseñadas para revelar la justicia de Dios y bendecirnos.

  3. Practique el contentamiento y aprenda a disfrutar lo que le alcanza. No se endeude sino haga todo lo posible en ahorrar. La Biblia dice que no debemos de dar lugar al diablo. La deuda mala puede ser muestra de impaciencia y de vivir más allá de los límites establecidos por Dios.

  4. Trabaje. La Biblia lo dice claramente, el que no trabaja que no coma. Vivimos en tiempos donde podemos ser creativos y buscar maneras de generar distintas fuentes de flujo de dinero hacia nuestras carteras. Pregunte, indague y explore oportunidades, pero sobre todo sea productivo y aventado. Recuerde no comprometer el balance correcto de la vida y el trabajo.

  5. Comparta sus bienes con otros, recuerde que es más bienaventurado dar que recibir. No hay atributo más visible del de una familia o persona bendecida que la generosidad manifiesta.

  6. Predique el evangelio del Reino. En medio de tanta catástrofe y malas noticias, debemos de ser prontos para echar la red ante la necesidad y sensibilidad que la gente tiene al estar vulnerable.

  7. Sea agradecido. “Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús. ¡Toda la gloria sea a Dios nuestro Padre por siempre y para siempre! Amén. (Filipenses 4:19).


No seamos intimidados por las tormentas financieras que se avecinan, recordemos que no se dormirá el que guarda a Israel. Sean bendecidos con toda Gracia y en todo conocimiento de nuestro Gran Dios y su Hijo Jesucristo. Amén.


 
 
 

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